El topónimo Orippo es conocido de antiguo, pues aparece citado en las fuentes clásicas y acuñó moneda propia a fines de la República.
En las fuentes clásicas, Orippo es citado en cuatro lugares fundamentalmente: la "Naturalis Historia" de Plinio el Viejo, el Itinerario de Antonino, los Vasos de Vicarello y el Anónimo de Rávena, todos ellos recogidos por Antonio Tovar y estudiados más recientemente por Roldán Hervás.
Plinio la cita simplemente entre los oppida del convento Hispalense, junto a Lucurgentum, Caura y Siarum. En el Itinerario de Antonino aparece citado como quinta mansión en la VII vía militar (Gades - Corduba), a 9 millas de Hispalis y a 24 de Ugia, y que corresponde a la situación del yacimiento de la Torre de Los Herberos, ya que en la actual población de Dos Hermanas no hay restos romanos de importancia. La vía, después de pasar por Orippo, se dirigía a través del puente de Las Alcantarillas, hacia Ugia, Asta Regia, Portus Gaditanus, Ad Pontem y Gades. Este mismo camino es el que sigue todavía hoy en gran parte la carretera Nacional IV, entre Córdoba, Sevilla y Cádiz, y al parecer algunos miliarios romanos aún se conservaban en el siglo XVIII, cuando, en la época de Carlos III, se construyó la carretera de Andalucía. Sin embargo, ni en las excavaciones realizadas hasta la fecha, ni durante los intensos trabajos de remoción de tierras llevados a cabo con motivo de la urbanización de la zona para la instalación del polígono industrial de la Carretera de la Isla, ha aparecido, que se sepa, ningún vestigio de esta calzada por las proximidades del yacimiento. No obstante, tanto Collantes como Sillières fijan su trazado discurriendo junto a la torre, aproximadamente donde hoy se halla la Avenida de Guadaira.
En los Vasos de Vicarello, del siglo II d. C., que reproducen el "Itinerare ab Gades usque Roma", aparece citada como mansión, inmediatamente antes de Hispalis, y con la variante ORIPPUM en uno de ellos.
El Anónimo de Rávena, autor cristiano fechable en el siglo VII d. C., la llama ORIPON, y la cita junto a Ugium, Hispalis y algunas ciudades no identificadas.
Por último, en la Tabula Peutingeriana aparece también como ORIPON, situada inmediatamente después de Hispalis y antes de UGION.
Orippo acuño moneda propia de cobre a lo largo del siglo I a. C., probablemente sólo a partir de los años 50. Existen bastantes ejemplares encontrados en gran parte por aquellos contornos. Según Vives, corresponden a dos series separadas por una interrupción de las acuñaciones. La primera pertenece al sistema del as uncial, y tiene como tipo en el anverso de una cabeza varonil a la izquierda con un racimo de uvas delante, y en el reverso un toro en actitud de arrodillarse, con la cabeza humillada, en unos ejemplares y levantada en otros, teniendo sobre él un creciente lunar y debajo la leyenda ORIPENSE entre dos líneas y una A en el Exergo; las de la segunda serie, de arte más decadente, ofrecen en el anverso una cabeza femenina a la derecha, también con el racimo delante, y en el reverso el mismo tipo de toro arrodillado o parado sobre una línea, con o sin creciente encima, ostentando debajo el nombre de la ceca ORIPPO. Si el toro hace indudable alusión a cultos o emblemas étnicos de profunda raigambre en la cultura turdetana, el racimo de uvas, como las espigas de otras acuñaciones locales de la Bética, se refiere en este caso a los productos agrícolas del territorio oripense.
Orippo fue situada en los siglos XVII y XVIII por Rodrigo Caro y el Padre Flores en el actual municipio de Dos Hermanas. Ya en el siglo XIX Ceán Bermudez, Cortés y López, Madoz, Cañal y Candau, localizaron correctamente la antigua ciudad en la Torre de Los Herberos.
En 1918, J. Lafita, Director del Museo Arqueológico de Sevilla, encontró en la meseta del cerro, al Este de la Torre, junto a unos muros de hormigón que afloraban en superficie, un grupo escultórico acéfalo, realizado en piedra arenisca, que en su origen estaría estucado y policromado. Se trata de un matrimonio sedente, con las manos cogidas. El varón viste el Sagum de tradición ibérica, mientras que la mujer se cubre con un ropaje propiamente romano.
Esta talla, obra probablemente indígena, muestra claramente el proceso romanizador que sufrió la Bética en época republicana.
También en ese mismo lugar apareció un capitel jónico del mismo material y características de la escultura antes descrita y que junto a ella se expone en el Museo Arqueológico de Sevilla.
En 1948, dice Collantes de Terán que apareció rota por los arados, otra escultura femenina acéfala de piedra arenisca, a unos 250 metros al sur de la torre. Ese mismo año aparecieron fortuitamente sepulturas romanas con cubiertas de teguale o ladrillos bipedalis, así como posibles enterramientos en ánfora. También se encontraron urnas de vidrio y un epígrafe funerario dedicado a L. MANILIUS RARUS.
En 1977, con motivo de las remociones de tierra efectuadas para la construcción de la red viaria del polígono industrial, próximo a la colina de la Torre de los Hebreros, aparecieron un horno cerámico y una serie de tumbas, dadas a conocer por Manuel Bendala y Manuel Pellicer Catalán. También documentaron un enterramiento cerca del cortijo de Tixe, cuando se trabajaba en la construcción de las calles del polígono industrial. Se trataba de una tumba de inhumación con sarcófago de plomo.
A principios de los 70 el Museo Arqueológico de Sevilla realizó excavaciones de urgencia en la zona denominada "Las Moriscas", situada a unos 500 metros al Noreste de la ciudad. Los restos arqueológicos documentados y publicados por Fernando Fernández, Luís Guerrero Misa y J. L. Ventura, muestran que se trataba de construcciones de época romana que proporcionaron escaso material arqueológico. Constituían tres núcleos independientes, separados entre sí alrededor de 100 metros, que debieron estar en su momento íntimamente relacionados, pues era uno mismo el carácter de todas las construcciones. El más extenso mostraba restos de un edificio de tipo vulgar, dos aljibes o depósitos y diversas tumbas. En el segundo, a unos 100 metros del anterior, nuevos restos de edificaciones, otro depósito y un pozo. Del tercero, separado de cada uno de los anteriores otros tantos metros, sólo quedaban los restos mínimos de un depósito de piletas.
Se trata en todos los casos de restos de edificaciones bien construidas, pero de aspecto vulgar. Correspondían, probablemente a la zona de servicio de una villa de importancia, cuyo núcleo residencial no ha sido localizado, o quizás una instalación de tipo industrial directamente relacionada con la ciudad.
Apareció un pequeño grupo de tumbas, de las cuales se pudieron excavar y documentar seis, aunque sin duda había más. Eran muy pobres, sin ajuar de ningún tipo, construidas a base de ladrillos reaprovechados, todas orientadas de Suroeste a Noreste, formando calles perfectamente definidas. Se trata, sin duda, de una necrópolis privada, destinada a las personas a cuyo cuidado se hallaban la explotación agrícola, el servicio y otros trabajadores de la villa, y a sus familias, como lo indica la presencia de un enterramiento infantil.
En conclusión, se puede suponer que el conjunto de las Moriscas se corresponde con la zona industrial y de la necrópolis de una villa, posiblemente dedicada a la explotación oleícola, de época tardorromana. Posteriores investigaciones apuntan a que esta zona gozó de un amplio periodo de actividad (esta afirmación se basa en la presencia de una serie de materiales cerámicos que abarcan desde el Campaniense B y C, que lo situarían al menos en la segunda mitad del siglo II d. C., hasta las imitaciones de sigillatas claras de los inicios del siglo IV d. C.). En conjunto esta zona escapa a la idea tradicional sobre el entorno de Orippo, se cree que al menos parte de este conjunto de las Moriscas puede tratarse de una villa señorial (Este y Sur), una zona de estructuras de transformación y mantenimiento con aljibes y pozos (Norte) y una zona de habitación y de trabajo servil (Oeste).
Hasta 1983, bajo la dirección del Museo Arqueológico de Sevilla, se realizaron numerosas excavaciones de urgencia en la zona correspondiente al foro de la ciudad, documentándose las tabernas y unas termas, así como otras estructuras, aún visibles, que en la actualidad se encuentran en proceso de estudio para su publicación.
Una de las más reciente intervención arqueológica de urgencia realizada en el yacimiento de Orippo se llevó a cabo en 1988, a raíz del trazado del gaseoducto Huelva-Sevilla por la Empresa Nacional de Gas, S. A., (ENAGAS), que discurría por el sector suburbano y de necrópolis de la ciudad romana. Dicha obra consistía en la ejecución de una zanja de 1,30 metros de ancho y 1,60 metros de profundidad. Previo a la instalación de la tubería de gas, se documentaron algunas estructuras murarias muy arrasadas desde antiguo, así como una importante tumba de incineración.
Posteriormente, se han realizado otras intervenciones que han servido para clarificar algunos aspectos del yacimiento.
Dentro del yacimiento se pueden diferenciar distintas zonas.
La acrópolis, que ocupa un cerro alargado de unos 450 metros de longitud, cuya cota máxima es de 15,50 metros. Forma en su parte superior una meseta de unos 9 metros de altura sobre las tierras que la rodean. Su formación geológica es sedimentaria. En su base se trata de una gravera producto de los depósitos del Guadalquivir en el Pleistoceno, recrecida por la sucesiva ocupación humana.
En época protohistórica y romana un brazo del Guadalquivir discurría a orillas del yacimiento, convirtiéndose posteriormente en un meandro abandonado.
El cerro desciende bruscamente sobre el antiguo cauce del río. Este frente fue cortado y nivelado en las obras del nuevo cauce del río Guadaira, por lo que en la actualidad presenta un barranco artificial.
Hacia el Este, en dirección a la antigua hacienda de Tixe, el cerro desciende lentamente. Coronando el cerro, se halla situada la atalaya medieval denominada Torre de Los Herberos. Es una construcción rectangular con una sólida base de derretido revestida de sillares y el resto de ladrillos. En su origen poseería tres cuerpos que se encuentran semiderruidos.
En los alrededores de la torre debieron de asentarse las primeras poblaciones protohistóricas. Ya en época romana, se ha constatado arqueológicamente la construcción de los edificios públicos de la ciudad en la ladera Este y sería en este momento cuando la ciudad alcanzó su máximo perímetro.
De la ciudad romana conocemos una zona suburbana y artesanal situada en una llanura al Suroeste de la acrópolis y próxima al antiguo cauce del río. Fuente:http://www.iaph.es/patrimonio-inmueble-andalucia/resumen.do?id=i4888